viernes, 5 de junio de 2020

CRÍTICA Y REVIEW DEL 7X03 (THE 100): FALSE GODS


CRÍTICA

En esta ocasión hemos regresado de nuevo a Sanctum, con la ejecución de Russell de por medio, el estallido del reactor nuclear, la conspiración de Sheidheda  y la rebelión de Wonkru como temas centrales. Esta vez es sobre todo Raven la que debe solventar un problema de enorme magnitud que amenaza con destruir lo que queda de la pacífica aldea de los derrotados Primes, un incidente que parece elegido al azar para provocar la disolución de Wonkru y la reflexión última de Clarke y sus compañeros sobre las consecuencias que su exceso de confianza ha tenido para las tensiones entre facciones, que finalmente acaban haciendo aguas. Pero no sólo es Raven la estrella el episodio, también Murphy y Emori deben ponerse a la altura de las circunstancias que requiere su cargo, el de ser considerados los reencarnados Kaylee y Daniel Primes, hasta el punto de llegar a arriesgar sus propias vidas, algo que contrasta con la relativa pasión que los dos príncipes cucaracha muestran en su alcoba.

Si bien el episodio en sí es entretenido y se deja ver, resulta a su vez mucho menos interesante en comparación con la trama de la Anomalía y de la misión de rescate encabezada por Hope. La primera impresión es que sólo estamos ante los inicios de un grave contratiempo que no acaba de arrancar debidamente, empezando por la sentencia de muerte de Russell, que ya no es Russell Prime sino Sheidheda. The 100 siempre nos ha tenido acostumbrados a un ritmo frenético de sucesos, siendo habitual que en cada capítulo se quemaran cartuchos a velocidad vertiginosa, de manera que una acción desencadenaba múltiples consecuencias que debían ir siendo solventadas sin prisa pero sin pausa. Ésta es precisamente la virtud de la que carece False Gods: es lento, y los hechos verdaderamente importantes se cuentan con los dedos de una mano.

 Lo más inquietante no es lo que nos narra, sino el peso que tendrá más adelante pero, de nuevo, estamos ante una temporada de 16 episodios y aún no se sabe si realmente harán falta esos tres de extra para contar lo que hay que contar, o finalmente habrá más paja que grano... lo único cierto es que llevamos dos capítulos con matar a Russell sí, matar a Russell no, -parece que aún tendremos para rato-, y que los diálogos entre bandos se tornan a veces interminables e indigestos, por no hablar de la ausencia total de Madi (Lola Flanery) cuando parte de la trama de fondo tenía que ver con ella, puesto que cree que todavía posee las facultades que le otorgaba La Llama, y de la inesperada muerte de uno de los prisioneros de la Eligius que, habiendo seguido vivo aunque con secuelas crónicas, habría servido para lo mismo que muerto, pero con la posibilidad de dar mucho más juego. 

Por último, habría que señalar algunas cuestiones que deberían haber sido tenidas en cuenta: la unión de Wonkru se fundamentaba en el mando único de Blodreina, es decir, de Octavia y, mucho antes de eso, los convictos y los mineros espaciales de la Eligius ya tenían a su propia capitana, Charmaine Diyoza. Ambas llevan desaparecidas algún tiempo, y no parece muy creíble que padezcan amnesia por el criosueño o que no recuerden siquiera a quienes les deben lealtad, ni siquiera el hecho de que Clarke no se pregunte  dónde diablos estarán Echo, Bellamy, Gabriel y Octavia pero, por lo que respecta a los guionistas, parece que ellos sí lo han olvidado.

RESUMEN



Los sistemas de refrigeración del reactor nuclear que hacían funcionar el escudo de radiación del perímetro de Sanctum han empezado a dañarse. Dos fieles que antaño estuvieron a las órdenes de la científica Priyah Prime se aprestan a reparaciones, pero el exceso de radiación corroe sus cuerpos y es Raven la que debe encargarse de resolver la fusión nuclear que podría hacer trizas la aldea. Mientras, Clarke y Gaia conversan sobre la Llama y sobre Madi, a la que encubren, intentando mantener al margen de todo cuanto acontece. El contratiempo se presenta cuando Raven debe decidir quiénes se internarán en la caldera para soldar las tuberías del conducto de refrigeración, a sabiendas de que los valientes elegidos carecerán de absoluta seguridad. Wonkru exige la presencia de la Comandante, pero Indra y Gaia deben aducir excusas para no involucrarla, desatando la desconfianza de los terrestres, lo que incluye confesar a voz en grito que ella ya no es merecedora de tal rango, puesto que la Llama ya no existe. 

La presión alcanza su clímax cuando los detractores de Russell reclaman ya justicia para el pecador, que permanece recluido, aunque a la espera de un plan, frente a los que creen todavía en él. Sheidheda no teme que el cuerpo arda en la hoguera y prefiere convertir a su huésped corpóreo en un mártir, alardeando de un cambio de parecer que incluso extraña a Jordan, que está perdiendo credibilidad entre los de Sanctum y era quien lo atendía. Lo que ignora éste es que el plan de Sheidheda puede levantar un caos total con la ejecución del último Prime, aunque él mismo va a valerse de los seguidores de su anfitrión para conseguir lo que se propone, aprovechando sus ansias de reconquistar Sanctum. 



Finalmente, para evitar mayores perjuicios, Raven pide a -los tórtolos enamorados- Emori y Murphy que se ocupen del reactor -protocolo cucaracha en marcha- junto con Hatch, que se ocupará de soldar, cuya misión se culmina justo a tiempo y muy por los pelos, pero a costa de la vida del convicto, mientras arriba Clarke decide salvar a Russell de la reyerta entre fieles y no fieles, ya que condenarlo a muerte resultaría peor que mejor dadas las circunstancias. Una seguidora había advertido de la conspiración, por lo que le permiten visitarlo mientras Jackson lo cura, ajenos todos a la verdadera conspiración que Sheidheda está perpetrando. 

Por otro lado, Clarke, que ya había enterrado el colgante de su madre, prometiéndose a sí misma que en adelante lo harían lo mejor que pudiesen, reflexiona ahora con Gaia sobre lo ocurrido: enviar como voluntario a Hatch sólo ha constituido una nueva pérdida, y la violenta paliza que su compañera Nikki le ha propinado a Raven por jugar con la seguridad de todos ellos es sólo el principio. A todo eso hay que añadirle el problema de la Llama, que ha provocado la disolución de la unidad de Wonkru que tanto le costó forjar a Octavia en el búnker. Por mucho que se esfuercen, nunca pueden salvar a todos los que quieren, y eso ha originado venganza tras venganza y guerra tras guerra en el último siglo y medio. Eso es lo que no ha cambiado, y lo que no parece que vaya a cambiar...

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Philosophic Dragon



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