lunes, 12 de agosto de 2019

REVIEW DEL EPISODIO 6X11 DE LOS 100: "CENIZAS A LAS CENIZAS"

EN EPISODIOS ANTERIORES:

Octavia y Bellamy se reencontraron, y junto con Gabriel consiguieron, tras un gran esfuerzo, recuperar a Clarke, mientras Gaia, Echo, Jackson, Miller, Murphy, Madi y Emory maquinaban un plan para escapar de Sanctum, que se truncó debido a la inesperada traición de Ryker. Cuando Russell se hallaba a punto de dar la orden de ejecución y prender las hogueras, Murphy argumentó la existencia de otro método para adquirir sangre nocturna a través de médula ósea, lo que aplazó momentáneamente su muerte y les dio tiempo para buscar otra solución.



"ASHES TO ASHES": "CENIZAS A LAS CENIZAS"






El episodio comienza con Madi, a quien Jackson prepara para la extracción de médula. Sin embargo, su mente, controlada por Sheidheda, reacciona violentamente, aunque sin éxito. Madi ha perdido la partida de ajedrez y se produce un dilema mental sobre si el fin justifica los medios o no, pues según el comandante, debería haber asesinado a Jackson. 


Entretanto, en la tienda del Anciano, Clarke se recupera lentamente de su periplo psicológico, con Bellamy sentado junto a ella, disculpándose por  no haber previsto que sería un blanco fácil para los Primeros. Ya no hay vía de negociación posible, puesto que Josie está muerta, pero Clarke sabe que los de Sanctum ignoran si Josie aún vive, baza que puede jugar a su favor, pues de ese modo podría fingir ser Josephine e infiltrarse en la aldea para rescatar a los demás. 





Entre todos definen la estrategia a seguir, amén de las asperezas entre Octavia y Bellamy, aún candentes: utilizar la toxina del sol rojo y una antitoxina, que se encuentra  en la cueva luminiscente, para crear una bomba que, sumergida en el agua, provoque una psicosis masiva en Sanctum y les permita huir con los rehenes. Los hermanos Blake deben trabajar codo con codo para que el plan funcione, y Octavia aprovecha para sugerirle a su hermano que hablen a solas, pero en ese instante se presentan los Hijos de Gabriel, con la intención de asesinar a Josephine. 

En Sanctum, Gaia, Murphy y Miller buscan algo que les pueda ayudar a forzar la cerradura, abrir la puerta y escapar con el libro de Becca PranHeda, mientras Echo es llevada ante Russell acusada de blasfemia e intento de asesinato y éste requiere la presencia de Murphy, a quien le ofrece la seguridad de Emory a cambio de traer con vida a su hija. John acepta, con tal de seguir con vida y de que no le hagan daño a Emory. A fin de cuentas, mientras los Primeros confíen en él, podrá hacer algo por sus amigos, ya que Echo ha sido retenida igualmente.



Layla y los demás se sienten traicionados por el Anciano, a quien no reconocen ya autoridad alguna al ser un Primero, y toman el campamento. Bellamy les pide tiempo, pues al fin y al cabo, si les dejan cometer el atentado, acabarán con los Primeros, que es lo que ellos pretenden, pero no confían del todo y siguen pensando que Clarke es Josie. 


Retenida bajo prisión, Echo aguarda inquieta su fatal destino: Ryker ha sido designado por Russell como cirujano para practicarle el procedimiento que revivirá en su cuerpo a Simone. Agitada, Echo mantiene una intensa conversación a vida o muerte con Ryker, impregnada de mecanismos de persuasión verbal que persiguen conmoverle, trazando un nexo común entre el pasado de ambos para generarle dudas y acabar con él. Los flashbacks que se muestran a continuación reflejan la cruda infancia de Echo. 





Cuando apenas era una niña, la reina Nía obligó a su mejor amiga a matar a un espía de Sangedakru y a luchar contra ella después.  Ash puso punto y final a la vida de la auténtica Echo, siendo posteriormente rebautizada con el nombre de la difunta niña, y convirtiéndose inmediatamente en embajadora de Azgeda. 

No muy lejos de ella, Miller ha concebido un astuto plan para eludir a los guardias: cuando se aproximan para entregarles el plato de comida, Miller intenta escapar y permite que le propinan una paliza que, como buen ladrón que fue antaño, le asegura un infalible botín con el que salir de prisión, mientras Murphy y algunos escoltas de los Primeros se infiltran ya de noche en el campamento de Gabriel. Los discípulos del Anciano han accedido a cooperar, pero no de buena gana, y el plan de Clarke sigue su curso. 



En la cueva, Bellamy y Octavia extraen minuciosamente toxinas de los hongos y líquenes adheridos a la superficie parietal, y el mayor de los Blake interroga a su hermana acerca de la Anomalía. Octavia confiesa que eso no la hace especial, pues sólo fue tras Diyoza, y que el motivo por el que aún sigue viva es el amor por su hermano, por el deseo de reconciliarse con él. Su hermana ya ha perdido la cuenta de todas las maneras posibles en que ha intentado pedirle perdón. El corazón de Bellamy es un páramo desierto: ignora las experiencias vividas por ella en la Anomalía. Octavia confiesa que él constituía su verdadero apoyo, y que la distancia que los separó significó su pérdida total en las tinieblas. Sin embargo, Bellamy no se apiada un ápice, y le responde dolorosamente: "eres mi hermana, pero ya no eres mi responsabilidad". Por tal respuesta, Octavia se aleja lentamente, mientras Bellamy llora amargamente el ser incapaz de absolverla de sus crímenes.

De regreso en Sanctum,  Echo se zafa finalmente de sus ataduras y acuden en su auxilio Miller y Gaia. Echo apuñala a Ryker, y es entonces cuando sus amigos se percatan de lo que los Primeros han obrado en ella: ahora ella es también Nátblida, con las consecuencias que todo ello implica. 

En paralelo, Clarke está decidida a volver a Sanctum e interpretar el papel de Josephine, pero la llegada de Murphy y la guardia de Russell supone un problema añadido, puesto que los Hijos de Gabriel consideran el pacto un engaño y los amordazan. Afortunadamente, Murphy aparece y los libera, y la decisión de Clarke de no asesinar a Layla los convence realmente de que no es Josephine, aunque los de Sanctum no se han percatado de ello y, una vez que Russell y ella se han reunido, Clarke le sigue la corriente con magnífica habilidad tras apoderarse de los recuerdos de Josie. 




Russell le explica a su "hija" el nuevo método para obtener sangre negra y le guía hasta la estancia quirúrgica, donde se encuentra Madi. El estado de la hija adoptiva de Clarke, por segundos, amenaza con arruinar la función, pero ella sabe que, por el bien de ambas, debe aparentar ser Josie o, de lo contrario, morirán todos, incluso Madi. No hay margen de error posible. 

CRÍTICA Y CONCLUSIÓN

El episodio 6x11, dirigido espléndidamente por Bob Morley, alias Bellamy, posee su propio sello o marca de calidad,y es que, contrariamente a otros episodios, donde se observa un clímax intermedio entre los minutos 25-35, en "Cenizas a las cenizas" la acción es más reducida y lo verdaderamente interesante lo constituyen las relaciones personales, los diálogos y el trasfondo que subyace a todos los personajes, la tensión y los juegos de alianzas, lo cual llega a confundir al espectador. Esto se aprecia mucho en lo que respecta a los Hijos de Gabriel, que no están definidos ni como aliados de nuestros héroes ni como enemigos, propiamente. Se movilizan por intereses éticos e ideológicos y, tan pronto como juegan a favor de Clarke y Bellamy, tan pronto cambian de parecer. La metáfora o la imagen que resumiría a la perfección esta maravilla creativa de Bob Morley es la de una balanza antigua inestable  y tambaleante, pues todo elemento visual constituye una pujante danza de fuerzas, de equilibrios y desequilibrios, junto con la partida de ajedrez librada entre Madi y Sheidheda.

Igualmente apreciamos  la evolución de los personajes, cómo las circunstancias que han experimentado esta temporada, los desafíos que han debido combatir, les han influido y cambiado. Esto se aprecia particularmente bien en Clarke, siempre sacrificada para "salvar a los suyos", un discurso propio que hemos oído reiteradamente en las temporadas pasadas, y que ahora incorpora un nuevo matiz: salvar sí, pero no matar. También Octavia, quien al principio de la temporada 6 concebía la muerte como la mejor solución a cualquier obstáculo que se interpusiera entre ella y sus objetivos, ahora se muestra respetuosa, reflexiva y cooperativa con su hermano y con Clarke. 

Hay que subrayar, en cualquier caso, e incluso agradecerle al director, el énfasis que se le ha proporcionado a Echo, pues así ya comprendemos mejor al personaje que interpreta Tasya Teles, una guerrera inmisericorde entrenada por Azgeda para ser diestra tanto con el arco y la espada como hábil manipuladora de discursos. Una mujer que, si bien se ha mostrado razonable y flexible en las últimas dos temporadas, podría progresar en la dirección errónea al ser ahora una Nátblida más. Su trascendencia podría ser mucho mayor en los dos últimos capítulos que nos quedan por ver, puesto que, a mayor número de sangres nocturna, mayor confusión entre los feligreses de Wonkru, que aún dormitan, pero no por mucho tiempo. 

Mención aparte merece, por otro lado, la preciosa escena protagonizada por los hermanos Blake en la cueva bioluminiscente. El ambiente, tan minuciosamente cuidado y ultimado por el equipo de rodaje, contribuye a subrayar el aura de misterio, magia y sentimentalismo que acompaña a Octavia y a Bellamy. La vistosa iluminación contribuye a que los ojos de ambos parezcan zafiros negros cristalinos y sirven para resaltar la frustración y la tristeza que expresan ambos actores en el escenarios. Es imposible aquí no empatizar con las miradas de Marie Avgeropoulos y Bob Morley, sobresalientes por su capacidad hiriente, como de afilada punta de lanza, para penetrar en los espectadores. 

El episodio merece un aplauso y una reverencia para nuestro director, que se ha estrenado en esta nueva faceta de su carrera artística, porque "Cenizas a las cenizas" posee toda la carga emocional y moral que caracteriza a "The 100", pero con elementos propios, siendo uno de ellos la tensión que se respira y que late como un resquemor en el espectador, cual hambre insaciable, al término del episodio. Un capítulo que, del amargo pero dulce regusto que nos deja en la boca, nos llega a saber un poco insípido e incluso nos deja,  expectantes, con ganas de más. 



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