EN EPISODIOS ANTERIORES...
Octavia emprendió el camino de la redención con la ayuda de Gabriel, mientras Bellamy buscaba a contrarreloj el auxilio del Anciano y sus seguidores para recuperar a Clarke, ya que las mentes de ésta y Josephine no podían convivir por mucho más tiempo en un mismo cuerpo. La secta del Anciano no resultó ser mucho más amigable que los Primeros y les pusieron en aprietos a ambos, pero Josie cedió su espacio mental a Clarke y se alejaron, transmitiéndole un mensaje por radio a Gabriel. En consecuencia, él y Octavia se apresuraron en su búsqueda, mientras que en la Eligius Kane se mostró disconforme respecto a su resurrección y decidió flotarse junto con el suero necesario para elaborar sangre nocturna.
"MATRYOSHKA: MUÑECA RUSA"
Se respira una atmósfera tensa en Sanctum: Murphy, Madi, Abby, Jackson, Miller, Raven y Emory continúan encerrados bajo llave, mientras Russell y Simone discuten acerca de qué medidas tomar, inquietos ante la posibilidad de que Josie haya muerto y listos para emprender represalias. Tan sólo Gaia y Echo, que aún permanecen libres, pueden trazar un plan que les permita escapar, con la ayuda de Ryker.
Sin embargo, deben darse prisa, puesto que el rumor acerca del sacrificio irremediable de los sangre nocturna de la aldea ya se está diseminando y ello supondría el final del liderazgo de los Primeros, venerados como auténticas deidades por el pueblo llano. Además, al espiar las conversaciones de sus enemigos, han averiguado que Russell y Simone planean ejecutar a uno de ellos, aunque ignoran a quién.
Sin embargo, deben darse prisa, puesto que el rumor acerca del sacrificio irremediable de los sangre nocturna de la aldea ya se está diseminando y ello supondría el final del liderazgo de los Primeros, venerados como auténticas deidades por el pueblo llano. Además, al espiar las conversaciones de sus enemigos, han averiguado que Russell y Simone planean ejecutar a uno de ellos, aunque ignoran a quién.
En la celda, la traición de Murphy es ya un hecho irrefutable, al igual que la noticia sobre el asesinato de Clarke y la irreversible oscuridad que ha cegado el corazón de Madi. Abby, dolida por la muerte de Marcus y sintiéndose terriblemente engañada por sus huéspedes y por sus propios amigos, abofetea iracunda a Murphy, a cuya defensa sale Emory.
Por otro lado, Clarke está condenada a soportar la incansable voz de Josephine a medida que se adentran en el bosque, en su intento por evitar toparse con los guardias de Sanctum y a la espera de que Bellamy y Gabriel las encuentren. Josie guía a Clarke hasta una trampilla bajo el suelo, un lugar que antaño ella y Gabriel frecuentaban, cuando se dedicaba a estudiar la fauna del planeta Alfa. Es entonces cuando le cuenta a Clarke que Gabriel, tras ser resucitado como un Primero, la abandonó, para poder morir en paz y luchar para preservar el derecho a la vida de los sangre nocturna.
De repente, Clarke sufre un nuevo episodio de convulsiones y saltan de nuevo las alarmas: ella regresa a su espacio mental y Josie puede aprovechar para retomar el control, pero la inestabilidad mental y el caos orgánico de su cerebro les obligan a cooperar para ganar más tiempo, deshaciéndose de algunos de sus recuerdos. La situación no mejora, pues sin que ambas sean apenas conscientes de ello, las raíces de uno de los árboles de Sanctum están estrangulando con rapidez el cuerpo de Clarke. Justo a tiempo, aparecen Gabriel y Octavia para salvar la noche y llevar a Josie a la tienda del Anciano, pues más que una emergencia es ya una urgencia.
De camino son interceptados por los hijos de Gabriel y los escoltas de Miranda, pero para su asombro, uno de los de Gabriel es en realidad Bellamy, que se ocupa de darles su merecido a los soldados de Sanctum. Es aquí cuando acontece uno de los dos momentos más esperados de esta temporada: el reencuentro de los hermanos Blake. Octavia no puede creer que tenga frente a sí a su propio hermano y, emocionada, acude corriendo a abrazarlo. Sin embargo, el corazón de piedra de Bellamy no se conmueve y no le dirige una sola palabra a su hermana. Ahora la prioridad es Clarke y nuestro líder tiene clavada la mirada en el horizonte de su propósito: rescatarla.
Entretanto, mientras Murphy reflexiona compungido junto a Emory sobre la moralidad y la inmortalidad, Echo y Gaia se disponen a poner en marcha su plan: la ejecución constituirá una maniobra de distracción. Echo se apostará con Ryker en una de las ventanas con vistas al evento y desde allí disparará a matar con el arco.
En el palacio, la cena de Rusell, Simone, Priyah y otros es interrumpida por la irrupción de la guardia, que les comunica que el preso que traen amenaza con desmitificar a la divina aristocracia de Sanctum, lo que termina arruinando los planes de nuestros amigos, pues deciden calcinar a todo el grupo, excepto a Madi, y Ryker traiciona a Echo en el último momento. Es Murphy el que, ante la desesperación, con sus triquiñuelas, les persuade de que existe otro método para fabricar sangre negra: el trasplante de médula, lo que aplaza su ejecución un día más.
Al mismo tiempo, Gabriel se apresura a preparar a Josie para la intervención, mientras Clarke, recluida en su espacio mental, observa cómo se desmoronan sus recuerdos. La solución es obvia: deben provocar una parada cardiorrespiratoria a Jospehine para que la mente de Clarke regrese y se establezca definitivamente tras la ulterior reanimación. Sin embargo, Josie pretende conmover el alma de su amante a fin de evitar su trágico desenlace, y su conciencia rehúsa tanto la muerte que ella misma ataca a la mente de Clarke.
Finalmente, Gabriel se aferra a sus creencias y Josie se apaga para siempre, ante las impertérritas miradas de Bellamy y Octavia. Pero algo va mal en el procedimiento: la descarga de epinefrina no surte efecto alguno y el electrocardiograma continúa en línea fija. Gabriel no puede hacer nada, pero Bellamy se niega a desistir y le practica la reanimación manual... Octavia le pide que abandone, viendo que no hay nada que hacer, pero unos minutos después Clarke abre los ojos y su corazón vuelve a latir vigoroso, en medio del acalorado abrazo del ya exhausto Bellamy.
CONCLUSIONES
El episodio intercala intensos sentimientos y sensaciones contradictorias: por un lado, el gélido recibimiento de Octavia por parte de Bellamy, y por otro, la calidez del abrazo entre el mayor de los Blake y Clarke, que ha regresado victoriosa de su travesía virtual. La temporada poco a poco se acerca a su conclusión anual, y las tramas, que antes veíamos tan dispares entre sí, empiezan a converger. Los personajes que se habían separado vuelven a reunirse, aunque las recepciones no constituyan ese final feliz que nuestros queridos protagonistas se merecen.
Pareciera que, cuando un personaje ha finalizado una tapa de su desarrollo psicológico, otro estuviera a punto de iniciar su transformación, pero en dirección inversa, y esto es precisamente lo que podemos observar en los dos hermanos Blake. Mientras que Octavia ha emprendido la senda de la luz, Bellamy ha navegado en un mar de perpetuas tinieblas ante la perspectiva de perder a Clarke. Bellamy, quien al inicio de la serie era un tipo duro de roer, capaz de sobornar a Murphy por el liderazgo del grupo y de hacer cuanto estuviera en su poder para proteger a Octavia, y que después se humanizó y se convirtió en un líder sensible, flexible, razonable y respetado, ahora se yergue como una roca inerte en un páramo yermo. Su hermana ya no le importa lo más mínimo y ni siquiera se le ha pasado por la cabeza perdonarla. Su deber es para con sus amigos y, muy especialmente, con Clarke, y no cuesta adivinar lo difícil y tortuosa que será la reconciliación entre él y Octavia, pues Bellamy es ajeno por completo a todo lo que a ella le ha sucedido desde que la abandonó a su suerte en el bosque.
Son esos sentimientos contrapuestos -Bellamy queriendo vengarse de los Primeros por Clarke, Russell preparando un ejército para vengar la muerte de Josie, los Hijos de Gabriel molestos tanto con los Primeros como con el Anciano y con los invasores, el resentimiento de Madi y la sombra de Sheik Heda- los que podrían convertir Sanctum en el escenario de otro apocalipsis militar a escala planetaria, por no hablar de la amenaza latente que constituyen todos los guerreros de Wonkru, aún dormidos. Ya nos advirtió Gaia: si Wonkru despierta y siguen a Madi como a su legítima comandante, "desearemos que vuelvan los días de Blodreina".
Por otro lado, Clarke está condenada a soportar la incansable voz de Josephine a medida que se adentran en el bosque, en su intento por evitar toparse con los guardias de Sanctum y a la espera de que Bellamy y Gabriel las encuentren. Josie guía a Clarke hasta una trampilla bajo el suelo, un lugar que antaño ella y Gabriel frecuentaban, cuando se dedicaba a estudiar la fauna del planeta Alfa. Es entonces cuando le cuenta a Clarke que Gabriel, tras ser resucitado como un Primero, la abandonó, para poder morir en paz y luchar para preservar el derecho a la vida de los sangre nocturna.
De repente, Clarke sufre un nuevo episodio de convulsiones y saltan de nuevo las alarmas: ella regresa a su espacio mental y Josie puede aprovechar para retomar el control, pero la inestabilidad mental y el caos orgánico de su cerebro les obligan a cooperar para ganar más tiempo, deshaciéndose de algunos de sus recuerdos. La situación no mejora, pues sin que ambas sean apenas conscientes de ello, las raíces de uno de los árboles de Sanctum están estrangulando con rapidez el cuerpo de Clarke. Justo a tiempo, aparecen Gabriel y Octavia para salvar la noche y llevar a Josie a la tienda del Anciano, pues más que una emergencia es ya una urgencia.
De camino son interceptados por los hijos de Gabriel y los escoltas de Miranda, pero para su asombro, uno de los de Gabriel es en realidad Bellamy, que se ocupa de darles su merecido a los soldados de Sanctum. Es aquí cuando acontece uno de los dos momentos más esperados de esta temporada: el reencuentro de los hermanos Blake. Octavia no puede creer que tenga frente a sí a su propio hermano y, emocionada, acude corriendo a abrazarlo. Sin embargo, el corazón de piedra de Bellamy no se conmueve y no le dirige una sola palabra a su hermana. Ahora la prioridad es Clarke y nuestro líder tiene clavada la mirada en el horizonte de su propósito: rescatarla.
Entretanto, mientras Murphy reflexiona compungido junto a Emory sobre la moralidad y la inmortalidad, Echo y Gaia se disponen a poner en marcha su plan: la ejecución constituirá una maniobra de distracción. Echo se apostará con Ryker en una de las ventanas con vistas al evento y desde allí disparará a matar con el arco.
En el palacio, la cena de Rusell, Simone, Priyah y otros es interrumpida por la irrupción de la guardia, que les comunica que el preso que traen amenaza con desmitificar a la divina aristocracia de Sanctum, lo que termina arruinando los planes de nuestros amigos, pues deciden calcinar a todo el grupo, excepto a Madi, y Ryker traiciona a Echo en el último momento. Es Murphy el que, ante la desesperación, con sus triquiñuelas, les persuade de que existe otro método para fabricar sangre negra: el trasplante de médula, lo que aplaza su ejecución un día más.
Al mismo tiempo, Gabriel se apresura a preparar a Josie para la intervención, mientras Clarke, recluida en su espacio mental, observa cómo se desmoronan sus recuerdos. La solución es obvia: deben provocar una parada cardiorrespiratoria a Jospehine para que la mente de Clarke regrese y se establezca definitivamente tras la ulterior reanimación. Sin embargo, Josie pretende conmover el alma de su amante a fin de evitar su trágico desenlace, y su conciencia rehúsa tanto la muerte que ella misma ataca a la mente de Clarke.
Finalmente, Gabriel se aferra a sus creencias y Josie se apaga para siempre, ante las impertérritas miradas de Bellamy y Octavia. Pero algo va mal en el procedimiento: la descarga de epinefrina no surte efecto alguno y el electrocardiograma continúa en línea fija. Gabriel no puede hacer nada, pero Bellamy se niega a desistir y le practica la reanimación manual... Octavia le pide que abandone, viendo que no hay nada que hacer, pero unos minutos después Clarke abre los ojos y su corazón vuelve a latir vigoroso, en medio del acalorado abrazo del ya exhausto Bellamy.
CONCLUSIONES
El episodio intercala intensos sentimientos y sensaciones contradictorias: por un lado, el gélido recibimiento de Octavia por parte de Bellamy, y por otro, la calidez del abrazo entre el mayor de los Blake y Clarke, que ha regresado victoriosa de su travesía virtual. La temporada poco a poco se acerca a su conclusión anual, y las tramas, que antes veíamos tan dispares entre sí, empiezan a converger. Los personajes que se habían separado vuelven a reunirse, aunque las recepciones no constituyan ese final feliz que nuestros queridos protagonistas se merecen.
Pareciera que, cuando un personaje ha finalizado una tapa de su desarrollo psicológico, otro estuviera a punto de iniciar su transformación, pero en dirección inversa, y esto es precisamente lo que podemos observar en los dos hermanos Blake. Mientras que Octavia ha emprendido la senda de la luz, Bellamy ha navegado en un mar de perpetuas tinieblas ante la perspectiva de perder a Clarke. Bellamy, quien al inicio de la serie era un tipo duro de roer, capaz de sobornar a Murphy por el liderazgo del grupo y de hacer cuanto estuviera en su poder para proteger a Octavia, y que después se humanizó y se convirtió en un líder sensible, flexible, razonable y respetado, ahora se yergue como una roca inerte en un páramo yermo. Su hermana ya no le importa lo más mínimo y ni siquiera se le ha pasado por la cabeza perdonarla. Su deber es para con sus amigos y, muy especialmente, con Clarke, y no cuesta adivinar lo difícil y tortuosa que será la reconciliación entre él y Octavia, pues Bellamy es ajeno por completo a todo lo que a ella le ha sucedido desde que la abandonó a su suerte en el bosque.
Son esos sentimientos contrapuestos -Bellamy queriendo vengarse de los Primeros por Clarke, Russell preparando un ejército para vengar la muerte de Josie, los Hijos de Gabriel molestos tanto con los Primeros como con el Anciano y con los invasores, el resentimiento de Madi y la sombra de Sheik Heda- los que podrían convertir Sanctum en el escenario de otro apocalipsis militar a escala planetaria, por no hablar de la amenaza latente que constituyen todos los guerreros de Wonkru, aún dormidos. Ya nos advirtió Gaia: si Wonkru despierta y siguen a Madi como a su legítima comandante, "desearemos que vuelvan los días de Blodreina".
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