viernes, 14 de agosto de 2020

REVIEW DE 7X11 (THE 100): "ETHEREA" O EL VIAJE DE BELLAMY BLAKE


The 100 se ha propuesto la complicada tarea de reunir a sus personajes principales, como hemos podido constatar en "A Little Sacrifice", donde Clarke, Raven y sus compañeros se reencontraban con Octavia, Echo y Diyoza, de modo que no podía faltar Bellamy. Y para ello era preciso otro impasse como continuación de "Welcome to Bardo", que probablemente será la chispa detonante de los acontecimientos finales que se produzcan en la fortaleza de los Discípulos. Afortunadamente no hay flashbacks en Bardo y la secuencia de introducción al episodio no es un nuevo retroceso, si bien, al enlazar esto con lo que ocurre con el resto de personajes que ya estaban allí, da la impresión de que han pasado unas horas o unos días desde la muerte de Diyoza, un lapsus temporal que han preferido omitir y que empieza a delatar una aceleración en línea recta hacia el desenlace. 

Tras lo ocurrido, Levitt parece totalmente repuesto, como si el hecho de que Octavia se olvidase de él no hubiera significado nada, como si el impacto de la sangre y de la muerte para quien nunca la ha presenciado fuera una experiencia fácilmente deleznable. Gracias al examen de los recuerdos de uno de los soldados afectados por la explosión, se percata de que el mayor de los Blake sobrevivió al accidente. La intervención de Jason Díaz acaba ahí y eso nos hace preguntarnos qué pasará con su personaje.  Esperemos que Levitt no quede reducido a una conveniente y eventual aventura romántica para justificar que la pasión y el deseo aún arden en el corazón de Octavia, pero es difícil que a estas alturas vaya a producirse un cambio sustancial en la dirección del viento. 

"Etherea" está protagonizado casi íntegramente por Bob Morley, que sobresale en su interpretación de Bellamy Blake y es digno del apelativo de "El Renacido", que es el título -en origen "The Revenant"- de la película de 2015, con Leonardo DiCaprio al frente, que retrata a un trampero norteamericano del siglo XIX que ha sido traicionado por su grupo, filme con el que comparte múltiples similitudes. Y es que el mayor de los hermanos Blake ha ido a parar al salvaje y hostil planeta Etherea, caracterizado por sus elevadas cordilleras, que antaño fueron el hogar de una antigua civilización humanoide. Pero no está solo. Bellamy se debate entre matar a Doucette, el Discípulo que cruzó el Puente con él, por venganza, o utilizarle como peldaño auxiliar para escalar la cima de la montaña donde se encuentra la Piedra. 

El episodio deja traslucir que importa poco de qué tipo sean las motivaciones que tenga cada uno -religiosas, sociales, etc.- para alcanzar sus objetivos, siempre y cuando las usen como palanca y les ayuden a sobrevivir o a sobrellevar mejor el misterio de la existencia humana.Es una reflexión sobre la propia supervivencia, sobre el poder del individuo en soledad o como parte integral de una sociedad. Resulta curioso observar cómo el aislamiento de los hermanos Blake les obliga a meditar y a replantearse el significado de sus acciones. En el caso de Octavia, el confinamiento en Skyring le permitió superar las sombras de su pasado y encontrar de nuevo el amor familiar, al tiempo que florecía de nuevo su sentimiento de pertenencia a un lugar del mundo. Sin embargo, el viaje de Bellamy es muy distinto. Si se hubiera dejado llevar sólo por el deseo de vengar a su hermana, además de no poder deshacer el camino andado, nunca habría hallado el modo de escapar de Etherea. Al contrario que él, Doucette emplea su fe de manera más proactiva. No se trata de una cuestión de creencias, sino de supervivencia, de no rendirse, y eso está muy por encima de su hermenéutica personal. Pero esto es más que el viaje de Bellamy, es también una fábula sobre el egoísmo humano, y en ese sentido hay que decir que muchas de las lecciones predicadas por los Discípulos son legítimas. Es una sociedad con una sólida cultura orgánica, en la que no importa el individuo, sino la colectividad, la especie, una ley de convivencia tan purista como primitiva.


Pasando por alto qué criaturas ovíparas cazan y con qué pieles se visten, el punto de inflexión de la travesía terrenal y espiritual de Bellamy Blake tiene lugar cuando Doucette lo rescata y ambos se refugian en la Cueva de la Ascensión durante una ventisca. Hasta ahora, Bellamy rehúsa una y otra vez seguir los consejos de Doucette que aparecen en el Libro del Pastor, la biblia bardana de la travesía galáctica de Bill Cadogan porque, desde su perspectiva, no es más que un folleto propagandístico destinado a fomentar la creencia en su líder. Sin embargo, es posible ser ateo y leer al mismo tiempo el Nuevo Testamento, -la biblia cristiana, que ha servido, por cierto,  de inspiración a los guionistas de The 100-, ya que las creencias no están reñidas con los hechos. Los acontecimientos son algo objetivo, mientras que la interpretación, la forma de entenderlos, es subjetiva; depende de la persona, y Bellamy podría haber culminado con éxito el viaje sin necesidad de creer en nada, pero se da la circunstancia de que los continuos rezos, su paciencia, y el descubrimiento del extraño fenómeno lumínico de la caverna le instan a creer cada vez más en la causa y a olvidar sus vínculos familiares, pues gracias a ellos ha sobrevivido a las inclemencias meteorológicas de Etherea, igual que hizo Bill Cadogan. El momento en que Bellamy encuentra la foto de éste con su mujer y sus hijos Reese y Callie es trascendental; ya sabemos cómo se deshizo Cadogan de ellos en realidad para perseguir su ambicioso sueño, pero él ignora lo que ocurrió y, aparte de la polvorienta fotografía, todo lo demás se queda en simple metáfora. 

Lo que sucede a continuación, la ensoñación, el trance onírico, que es producto de las alucinaciones causadas por el hambre, el frío y la fatiga, son lo que evita que les consuma la gélida tormenta, pero es suficiente para catapultar la fe de Bellamy y encender la determinación que ambos hombres necesitan para coronar la cumbre tras pasar meses orando en la pequeña oquedad. Doucette prefiere esperar al día siguiente, pero su compañero le insiste diciendo "ten un poco de fe", una frase pronunciada por Octavia cuando se preparaban para asediar Sanctum al final de la temporada 6, algo que sin duda contrasta con la frialdad del reencuentro del trío principal al final del capítulo. Bellamy parece querer fingir una débil sonrisa y cuando Clarke lo abraza y le confiesa su plan, éste, inmóvil cual estatua, la traiciona revelando que el dispositivo ya no existe.




Se repite la misma situación que con Echo: una vez más, ignoramos cuáles son las verdaderas intenciones de uno de nuestros personajes. Podemos pensar que ha tratado de perjudicarla porque ya no se acuerda de todo lo que ha vivido junto a ella y los demás, pero también puede haber actuado así para salvarla y que no caiga presa de Bardo. Al haber finalizado el peregrinaje del Pastor, en caso de que muriese, o incluso también si Cadogan vive, Bellamy puede suponer una amenaza para su liderazgo, si es que los Discípulos no lo consideran ya su sucesor, una ventaja con la que puede jugar a su favor. Y Clarke aún posee el chip de ALIE en su cuerpo. Desde luego, así las cosas, a medida que transcurren los capítulos parece más evidente que no habrá villanos al uso, y que en realidad poca falta hacen cuando el mayor enemigo son en realidad ellos mismos. 

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Philosophic Dragon






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